sábado, 14 de julio de 2007

Fin del cuento: poesía

Segregó ese hilo más transparente
que lo invisible,
lloró ser viuda con más lágrimas
que penas y glorias.

La vi negra y me puse blanco
pero hay ocasiones en las que el color no importa.
Colgó a media altura, tenía la hoz
con el martillo sentenciaba el caso.

Empezó a columpiarse largo,
sobran bichos que amenazan.
Me arrinconó contra las cuerdas
fui un puching ball intocable.

En su mapa fui un playmóvil
de facciones invisibles.
En su tela fui Saddam,
sin fronteras, muy global.

2 comentarios:

Hipotermia dijo...

Vaya ocasión en la que el color no importa.
Me gusta mucho.
Lo de Saddam no lo entendí, pero me cierra con lo de "muy global".
Fin del cuento?
Nooooo. Qué haya más. No hagas como la dulce Alejandra.
Un consejo, no apuntes muy alto que por acá la cosa es mediática, instantánea, superficial. Todo se olvida pronto. Y pasa al siguiente post.

Anónimo dijo...

qué buena descripción
de un temible
encuentro arácnido
nido pillón pollito negro
horror!